6 ene 2011

DÍA ONCE: SUSY CAMPOS KELLS ¿LA QUE NO QUIZO SU NOMBRE DE PERRA?




No es fácil superar la partida de quien es alguien tan especial, como lo fue mi tía Rita, nunca olvidare que en esas largas disertaciones sobre la vida, ella odiaba que la contradijeran y mucho le costaba superar la decepción que el mundo le dejo. Aun así mi madre quiso despejar la tristeza contándome como engendro a Susy Campos Kells, yo preferí irme con mi novio “Naikeisito”, la hija de Jennifer (mi prima), Carolina quien es mi mejor amiga y el dolor, rumbo a lagunas secretas y cascadas tenebrosas a las que solo llegas por caminos de herradura.

Embriagada se tambaleaba mi madre rumbo a su hogar, acababa de salir del embarazo de alguna de nosotras, lo malo es que no lo recuerda, eran tiempos de ebriedad que nublan su mente, momentos cargados de relaciones lésbicas que como un mal habito llamamos “los días de sangre sucia”; no me mal interpreten al decir esto, me encantan las lesbianas pero en la familia nos referimos a estos momentos así, porque llegan en instantes de mucha confusión para nosotras como ya lo han visto.

Recuerdo los caminos de herradura, algunos eran resbalosos y grotescos, otros eran empinados para enredarse en ti y sacarte el aliento, otros daban la oportunidad para que nuestra grotesca guía viera con ojos de lascivia a mi amiga. Pero el trago nos inunda las arterias con cada paso y la montaña solo ofrece bichos que inyectan sus aguijones tras haber sido bañados en las setas de hongos silvestres. Recuerdo la piedra donde mi novio y yo paramos para que incrustase su cuerpo en el mío, mi amiga Carolina distraía a la hija de mi prima, Taju.

A tientas tomo el primer ejecutivo y con ella se subieron las hormonas, su cuerpo ardía en una calor que producía la mirada de todos y todas, bueno su falda ayudaba considerablemente, una “culifalda” como dice mi abuela Omaira, ella se refugió en el último puesto, buscando ocultar sus bajas pasiones en las altas sillas del bus ejecutivo, donde su ocultamiento no tuvo sentido. Al lado un hombre no tan ebrio, un joven cuyo destino era Pasadena, unas cuadras antes del centro comercial de la 127. Atractivo, rubio, blanco y alto… altura que no heredo Susy, pensándolo bien…

Siempre me han aterrado las lagunas, en esta nos seguían los peces como perros, esperaban que les diéramos comida y en medio la isla que se mueve, ya no, esta ya quieta por las plantas que la atan ya al suelo. Siento temor, veo de la laguna emerger una bestia con ojos de crustáceo y cuerpo de reptil, coraza de tortuga y aspecto siniestro, en las aguas oscuras siento se ocultan todos mi temores tomando la forma de temibles monstruos y hermosos tritones, en su fondo habita lo que no quiero ver, quizás me persiga por estos matorrales, por estos árboles o tan pronto como me acerque al agua de ahí emergerá una mano que me arrastre a la oscuridad, ¡¿no temeré?!

Las miradas cruzadas de un hombre y una dama, son solo el inicio de un juego de cama… perdón, no de cama, de silla. Atrás en la oscuridad del bus ejecutivo, con los pocos pasajeros que lo tomaron ese día, allá donde nadie ve y oye todo, allá una mano femenina se desliza en la pierna de un joven inexperto, la bragueta del pantalón se desliza para abajo y una hermosa mano toma su paquete. Lentamente se desliza la cabeza de Devorath hacia su falocéntrica obsesión, un pene poderoso se levanta hacia la dama que lo quiere y en su boca desaparece de nuevo, ella ahora lo tiene a él.

Las cataratas caen como una mano aplastando la ínfima naturaleza del humano, al acercarme a ella me siento como si una mano seductora me fuera a aplastar, me da miedo. Pero más miedo me da la montaña que el agua ha labrado, parece la boca de una criatura abierta, dispuesta a cerrarse en cuanto yo esté ahí. Apenas me acerque mientras mi amiga con su vestidito de baño jugaba con Taju, y Naikeisito” me mira con esos ojos que me provocan abducirlo bajos las aguas y evaporarlas con nuestro calor corporal, si solo mi temor me dejara llegar a ese lugar donde está.

Un acto antecede al otro, las piernas de mi madre se abren sobre las piernas del joven, en algún lado ya había perdido la tanga, los gemidos empezaron a despertar a los pocos pasajeros, pero salvo una leve indignación, las risas y el cuchicheo acompañaron la faena, no duro mucho pero la excitación hacia sonrojar a todos y todas, solo el conductor y su ayudante permanecían al margen pues la vía solitaria, la cuota a entregar y el horrendo vallenato eran lo único que percibían.

La guía nos ha traído mas vino, no sé si es la manera en que su lascivia se ve satisfecha, no ha apartado los ojos de mi amiga Carolina y tras largas horas de bebida todas y todos tendremos que dormir en la carpa de mi prima. A media noche resuena entre sueños y repetidamente “Carolina, Carolina, Carolina”… volteo y miro, nuestra guía casi que esta encima de mi pobre amiga, que pide auxilio sin querer despertar a nadie, la pobre ha tenido que aguantar la mano de tremendo camión desplazándose por sus tetas y hacia su vagina… Carolina, Carolina, Carolina… repite entre sueños, pero para mi pobre amiga, es una pesadilla. Carolina da una patada, un codazo y un puño… nuestra guía termina al otro lado de la carpa, roncando todavía con sus sueños eróticos.

Pero por mas que se vaya cazando pasajeros, el bus a todos llevara a su destino y tras un par de cuadras de mas, él amante momentáneo de mi madre la ha dejado para bajarse, subiendo su bragueta y metiendo su camisa mientras su rostro aun impactado por sus propios alcances vuelven la mirada al bus que se aleja con Devorath y aquella a quien no le gusta su nombre, ya concebida en las entrañas de nuestra familia, así fue concebida Susy Campos Kells, mi hermana la madre soltera del grupo, ahora activista en un grupo de izquierda de alguna universidad.

Corrimos ahuyentadas de la carpa, la lluvia parecía amenazar nuestra seguridad, los rayos y truenos pregonaban nuestra destrucción, que falta de verdad y que mala percepción, mas lavados quedamos al escapar de la carpa, por dentro la misma está más seca que nuestros cuerpos, preferimos dejar a la guía en las cascadas y solo una noche de pasión me calentara de nuevo, los perros que nos rodean cuidan nuestro sueño y algunos recostadas en la carpa ayudan a filtrar el agua. ¿Y qué hice hoy? Escribí esto… vete en paz mi tía Rita, ya he vuelto a mis andanzas.

Melissa Campos Coghen

SOLO PARA USTEDES MIS AMANTES…




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